17 de julio de 1918 – el asesinato de Nicolás II y su familia, los ÚLTIMOS zares de Rusia

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Traducido por: Andreea Bujor

Nicolás II de Rusia (Nikolai Alexandrovich Romanov) fue el último zar de Rusia. Los 23 años de gobierno, desde 1894 hasta la abdicación del 15 de marzo de 1917, al fin de la revolución de febrero, estuvieron cruzados por muchos acontecimientos decisivos en la historia de Rusia, que se encontraba en un período de transición, al borde de la toma del poder por los bolcheviques.

LA SUBIDA AL TRONO

La prematura muerte del zar Alejandro III, el padre de Nicolás II, encuentra al joven de 26 años completamente desprevenido para el papel de inconmensurable importancia de un soberano ruso.

Su fiero padre pensaba que Nicolás II era demasiado gentil,una especie de imbécil, por lo que no consideró necesario prepararlo para el cargo de su vida. Nicolás, que aún tenía preocupaciones superficiales, era consciente de su falta de formación para dirigir Rusia, un vasto imperio en proceso de industrialización y cambio social. Se dice que nunca quiso convertirse en zar, ya que no sabía nada sobre este aspecto. Además, ni siquiera sabía cómo tener una discusión con los ministros.

Nicolás II ascendió al trono el 1 de noviembre de 1894, pero la coronación tuvo lugar en la primavera de 1896. Su título oficial dice lo siguiente:

Nosotros, Nicolás II, por la piedad de Dios, Emperador y Autócrata de toda Rusia, Zar de Moscú, Kiev, Vladimir, Novgorod, Astracán, Polonia, Siberia, Crimea, Georgia, Maestro de Pskov, Gran Duque de Smolensk, Lituania, Volkinia, Podolia y Finlandia, Príncipe de Estonia, Livonia, Curlandia y Semgalle, Samogitia, Bialystok, Karelia, Tver, Yugoria, Perm, Viatka, Bulgaria y otros países, Maestro y Gran Duque del Bajo Novgorod, Chernigov, Ryazan, Polotsk, Rostov, Yaroslavl, Belosero, Oudoria, Obdoria, Condia, Vitebsk y toda la Región del Norte, Maestro y Soberano de la Tierra de Iberia, Kartalinia, Kabardina y las Provincias de Armenia, Soberano de la Montaña y Príncipes Circasianos, Maestro de Turquestán, Duque de Schleswig Holstein, Stormarn, Dithmarschen y Oldenburg, Príncipe Heredero de Noruega, etc.

MATRIMONIO CON ALIX DE HESSE-DARMSTADT

Mientras su padre aún vivía, Nicolás se enamoró de Alix de Hesse-Darmstadt (más tarde Alejandra Fiódorovna Románova), nieta de la reina Victoria. Alejandro III no quería tal alianza, esperaba concluir un matrimonio entre Nicolás II y una princesa de la Casa de Orleans para fortalecer la alianza con la República Francesa. Sólo en su lecho de muerte aceptó el matrimonio entre Nicolás y Alix de Hesse-Darmstadt, por temor a la sucesión de los Romanov. El compromiso tuvo lugar poco antes de la muerte de Alejandro III, y la boda poco después de su funeral, porque Nicolás no quería esperar.

La boda tuvo lugar el día del cumpleaños de la madre de Nicolás, la Gran Duquesa María Fiódorovna de Rusia, porque el duelo pudo ser relajado en esta ocasión. Los extravagantes planes iniciales que incluían una semana de festivos y desfiles no se materializaron dada la situación. Nicolás II expresó su deseo de tener una boda privada con los miembros de la familia, pero sus tíos se negaron, convenciendo a su sobrino de invitar al cuerpo diplomático a presenciar la ceremonia.

Todo el duelo que no pudo ser ignorado determinó la falta de una fiesta de bodas y una luna de miel. Puede considerarse un símbolo lúgubre, una sombra permanentemente detrás de los recién casados.

LA CORONACIÓN

La mala influencia ciertamente estuvo presente con motivo de la coronación del nuevo zar, de quien todavía se hablaba de estar bañado en un baño de sangre.

Cuatro días después de la coronación, para que todo el pueblo celebrara este evento, tuvo lugar un banquete en la llanura de Khodynka (cerca de Moscú). Se prepararon paquetes con comida para los participantes, que contenían una barra de pan, una salchicha, pretzels, higos, pan de jengibre y una taza conmemorativa.

Los rusos supusieron que se iban a ofrecer regalos, por lo que se reunieron en la llanura de Khodynka antes de que el sol saliera. Las estimaciones muestran que estuvieron presentes hasta 500.000 personas. Comenzó a circular un rumor que generó una agitación imposible de controlar por los 1.800 policías presentes, encargados de mantener el orden. Se rumoreaba que los paquetes preparados no eran suficientes para todos los participantes y que la taza del paquete contendría una moneda de oro.La gente se pisoteó, 1389 murieron y otros 1300 resultaron heridas.

Las festividades continuaron a pesar de lo sucedido, incluso el zar y su esposa se presentaron alrededor de las 14:00h, pero las huellas del terrible incidente ya habían desaparecido. Solo 10 horas después de lo ocurrido, el zar y su familia se enteraron.

Se iba a celebrar un baile en la embajada de Francia, pero Nicolás II consideró inadecuado asistir dado el número de muertos y heridos. Sus tíos no eran de la misma opinión, e incluso lo convencieron de que fuera, considerando que la ausencia al baile sería un gesto mucho más inadecuado que una aparente indiferencia ante lo sucedido.

A pesar de la magnitud de la tragedia en la llanura de Khodynka, el zar no mostró determinación en castigar a los culpables, por lo que su imagen pública se resintió. Un número insignificante de funcionarios sin importancia fue despedido y el gobierno ruso proporcionó una ayuda considerable a las familias de los muertos. Así como toda historia, sea de ficción, evento histórico o un simple evento de la vida cotidiana, tiene dos o más partes, la coronación de Nicolás II no es una excepción.

El evento de la coronación en sí fue glorioso, lleno de brillo, del encanto del que todavía se habla hoy. La reina María de Rumanía estuvo presente y asistió a este evento histórico. En “La historia de mi vida” la reina cuenta con gran detalle la grandeza del evento, visto a través de sus ojos. Aquí hay un extracto que describe la vestimenta del zar, la entrada de la zarina y de la madre de Nicolás II:

Aquí, primero, el zar montando un gran semental, muy por delante de los demás que los demás. No lleva ropas brillantes, sino el sencillo uniforme verde oscuro con el que la gente está acostumbrada a verlo y tiene bien embutido en la cabeza el sombrero redondo de astracán, que distingue al ejército ruso. El pecho está decorado con la cinta celeste de la Orden de San Andrés; sobre la tela oscura, algunas estrellas de diamantes disparan rayos a la luz del sol. No hay nada suntuoso en su ropa, ni en su actitud nada muy imponente, pero maneja su caballo con la soltura de un perfecto jinete.

Es bajo de estatura y, como dije antes, tiene ojos amables y una sonrisa gentil, casi pensativa en sus labios. En su vestimenta se ve la tranquila dignidad del hombre profundamente consciente de lo que representa en este momento solemne y profundamente consciente al mismo tiempo de los pesados ​​deberes que asume sobre sus hombros. Todos nuestros ojos lo siguen: es joven, es amado y su vida se abre ante Él como un libro aún no escrito …

A poca distancia le siguen dos carruajes dorados, vehículos relucientes como los niños los imaginan en los cuentos de hadas, con caballos blancos, con arneses relucientes, pajes, cabalgata . En el primer carruaje está su madre, en el segundo su esposa.

Sobre el carro cerrado de la emperatriz brilla una corona, una señal de que una vez estuvo como una mujer coronada ante su pueblo y que el poder terrenal ha sido suyo desde hace mucho tiempo. En la cabeza lleva una diadema de una riqueza casi fantástica, su cuello está envuelto en un río de relucientes joyas, su vestido y capa están hechos de oro brillante. Todavía es amada por la gente, sigue siendo hermosa, saluda a derecha e izquierda con la gracia característica de su familia.

El segundo carro no tiene corona, y la mujer que se sienta adentro, aunque está vestida espléndidamente , no usa la diadema en la cabeza, porque solo después del ritual de la unción tendrá sus derechos; hoy la emperatriz-madre todavía tiene precedencia sobre ella, así como todos los derechos de la corona, escribe la reina María de Rumanía.

LA ENFERMEDAD DE ALEKSÉI Y LA INFLUENCIA DEL MÍSTICO RASPUTÍN

El heredero del imperio era muy esperado, ya que Nicolás II y Alejandra tuvieron 4 hijas (Gran Duquesa Olga Nikoláyevna de Rusia, Gran Duquesa Tatiana Nikoláyevna de Rusia, Gran Duquesa María Nikoláyevna de Rusia, Gran Duquesa Anastasia Nikoláyevna de Rusia) antes del nacimiento del heredero Alekséi. La alegría de dar a luz a un hijo se vio ensombrecida por un gran problema tanto para la familia como para la sucesión de la dinastía: Alekséi sufría de hemofilia, una enfermedad que podía provocar una muerte prematura en aquellos tiempos . La enfermedad fue heredada de su bisabuela materna, la reina Victoria. La autocracia atravesaba un período delicado, por lo que la enfermedad del heredero se mantuvo lo más secreta posible.

El zar y la zarina siguieron intentando encontrar ayuda y curación para su hijo, y parece que el apoyo y una posible curación vendrán del místico Grigori Yefímovich Rasputín, un personaje controvertido sobre lo que se dice que jugó un papel pequeño,  pero significativo en el colapso de la dinastía Romanov. Ellos, especialmente la zarina, creían que Alekséi podía curarse con la ayuda de los rezos de Rasputín.

Alejandra Fiódorovna consideraba que Dios hablaba a través de Rasputín. La distancia no parecía ser un obstáculo para el poder de las oraciones del así llamado “monje loco”. Se habla de un episodio en el que la enfermedad del heredero Alekséi, que se encontraba en ese momento en Petrogrado, se manifestó de forma violenta, en el que Rasputín, desde Siberia, logró aliviar su sufrimiento.

 

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Rasputín era muy cercano a la familia imperial, lo llamaban “nuestro amigo”. Pronto supera el umbral de curandero y se convierte en el consejero de la zarina Alejandra Fiódorovna. En ausencia del zar, que se fue a la guerra, Rasputín interfirió en la vida política e influyó en las decisiones de la zarina. Los dos se convirtieron en verdaderos chivos expiatorios de todas las cosas malas que sucedieron en Rusia. Esta cercanía se convirtió en la fuente de rumores de que la zarina tenía un romance con el místico ruso. El rumor se convirtió en un tema de discusión en los periódicos de la época, e incluso en la época contemporánea.

Rasputín es considerado peligroso para el imperio y la nobleza decide que es el momento adecuado de eliminarlo. Hay muchas leyendas que rodean la muerte del místico ruso. Una vida marcada por el misterio y la controversia sólo podría terminar así.

En diciembre de 1916 fue envenenado con cianuro, fusilado, golpeado y arrojado a las aguas del Neva.

 

 

PRIMERA GUERRA MUNDIAL

El contexto del desencadenamiento de la guerra encuentra a Nicolás II ante una difícil decisión sobre el camino a seguir. No quería abandonar a sus aliados serbios en Austria-Hungría, ni provocar un gran conflicto.

El 31 de julio de 1914 Nicolás tuvo que tomar la decisión de ordenar la movilización general.

Rusia no estaba lista para esta guerra, siguiendo una serie de derrotas. Aunque a su vez carecía de la formación militar adecuada, Nicolás II consideró que era su deber estar al frente del ejército ruso como comandante supremo después de que su tío, el Gran Duque Nicolás, fuera relevado de su cargo en septiembre de 1925. Por lo tanto, sus deberes en el hogar recayeron en la zarina, en la cual la gente no tenía tanta confianza, dados sus orígenes alemanes y la extraña proximidad a Rasputín.

LA REVOLUCIÓN Y ABDICACIÓN

Dejamos nuestra sucesión a nuestro hermano, el Gran Duque Miguel Aleksndrovich, y le damos nuestra bendición en la subida al trono.

Tres siglos de historia de Romanov terminan cuando Nicolás II se ve obligado a abdicar, después de la “Revolución de febrero”, en su propio nombre y en el nombre de su hijo, en favor de su hermano, que rechazará el trono. Estos hechos se deben a la imposibilidad de mantener los éxitos militares de junio de 1916 y al empeoramiento de las condiciones de vida fuera del frente.

EJECUCIÓN DE LA FAMILIA ROMANOV

En la noche del 16 al 17 de julio, el zar, la zarina, los 5 niños y quienes los acompañaron en cautiverio en la “Casa de Propósito Especial” – la Casa Ipatiev, fueron baleados, apuñalados con bayonetas y asesinados con golpes del directo orden de Lenin. En 2011, Vladímir Soloviov llegó a la conclusión de que no existían pruebas escritas de estas órdenes de Lenin, pero que este defendió la ejecución tras su realización.

A la medianoche del 17 de julio de 1918, se ordenó al Dr. Eugene Botkin, médico de la familia imperial, que despertara a los miembros de la familia con el pretexto de mudarse de la casa de Ipatiev. Los llevaron a una habitación en el sótano de la casa, donde les dijeron que tendrían que esperar hasta la llegada del camión que los iba a trasladar a la nueva casa. Después de unos momentos, se trajo un pelotón de ejecución y el comandante Yurovsky leyó en voz alta la orden del Comité Ejecutivo:

Nicolás Aleksándrovich, dado que sus miembros de la familia continúan con sus ataques contra la Rusia Soviética, el Comité Ejecutivo de los Urales ha decidido ejecutarlo.

Un inmenso estado de confusión invade a toda la familia, por lo que el comandante repite la orden. Un guardia recuerda que la zarina y la gran duquesa Olga intentaron hacer el signo de la cruz, pero no lo consiguieron.  los soldados presentes dispararon a Nicolás, Piotr Ermakov disparó a Alejandra en la cabeza, luego a María en el muslo, tras lo cual siguió una serie de disparos caóticos.

El heredero Alekséi es el primero de los niños en morir, con un disparo en la cabeza. Todos los hijos de la familia tenían joyas cosidas en su ropa interior, estando siempre listos para deslizar las joyas de la familia en caso de que fueran transportados, por lo que matarlos fue difícil para el pelotón de ejecución. Tatiana, Anastasia y María fueron las últimas en morir, ya que tenían más de 1,3 kg de diamantes cosidos en sus ropas. Olga también recibe un disparo en la cabeza. Tatiana muere de un balazo en la nuca.

Todo esto duró 20 minutos. Para asegurarse de que la ejecución se completara, Ermakov apuñaló los cuerpos una vez más con una bayoneta. El comandante exige que se le entreguen todos los objetos encontrados sobre la familia imperial y supervisa personalmente su entierro, con el fin de evitar el robo de los bienes.

El 19 de julio se produce la nacionalización de las propiedades confiscadas a la familia imperial. Al mismo tiempo, el Consejo de Comisarios del Pueblo es anunciado por la ejecución del zar.

Los restos de la familia fueron descubiertos en 1991, pero faltaban los de Alekséi y Anastasia, encontrados en 2007. Los restos fueron enterrados con honores en la Capilla “Santa Catalina ”de la Catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo en julio de 1991.

El 15 de agosto de 2000 marca la fecha de la canonización de la familia Romanov por humildad, paciencia y lealtad, siendo declarados víctimas. Así termina un destino bajo el signo de la desgracia. El primer líder ruso elegido directamente, Borís Yeltsin, ve el asesinato de los Romanov como el capítulo  más vergonzoso de la historia rusa.

Los últimos zares – NETFLIX

Si el artículo despertó tu interés y quieres saber más sobre el zar Nicolás II, Rusia en pleno cambio, o si quieres que todo lo que acabas de leer coja más sentido, puedes echar un vistazo a Netflix. Los momentos más importantes de la vida de los Romanov se pueden ver en el documental Los últimos zares. La serie de seis partes presenta tanto la reconstitución de los momentos clave como la intervención de los historiadores sobre la extinción de una dinastía y la toma del poder por los bolcheviques.

Si te gustó este artículo y eres un apasionado de la historia universal, te invitamos a leer el artículo La Princesa Sissi o Isabel de Baviera – 123 años desde su asesinado .

Puedes leer este artículo en rumano aquí.

 

FUENTES: Nicolás II Nicolás II Nicolás II Nicolás II Nicolás II

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