No es una novedad el hecho de que la lactancia materna, el amamantamiento, en lenguaje común, o la elección de amamantar o no a nuestros bebés sigue siendo un sujeto bastante controvertido incluso hoy en día.
Todas las personas de nuestro alrededor, cercanas o no, con pocas excepciones qué podemos contar con los dedos, tienen algo qué decir o comentar sobre este tema tan natural y común. Muchos opinamos sin importar si tenemos o no conocimientos sobre el tema, si somos hombres o mujeres o si alguna vez hemos amamantado a un bebé.
Antes de ser madre, así como sucede en la mayoría de los casos, no sentí casi en ningún momento el deseo de amamantar a mi bebé. Sin embargo, después de ver por primera vez „el milagro” tan esperado, todo lo que había pensado antes cambió por completo.
Después de una sola mirada entre madre e hijo, nace una conexión que no se puede describir en palabras.
Después de una sola mirada entre madre e hijo, nace una conexión que no se puede explicar en palabras. Ahora somos madres y al lado de nuestro bebé sabemos lo que hacer y cómo ofrecer al pequeño todo lo que necesita.
Por desgracia, en la mayoría de los casos, por falta de experiencia, nos dejamos influenciadas por los consejos „bien intencionados” de los demás. Por este motivo, muchas madres renuncian al amamantamiento desde una temprana edad para el bebé. Yo misma tuve una experiencia similar, pero el deseo de amamantar me ayudó a superar cada obstáculo. Muchos me decían que mi niña no crecía como los gráficos indican. ¿Es necesario mencionar que estos supuestos gráficos que todos nos los ponen enfrente son solamente unas estadísticas basadas en bebés alimentados con leche en polvo?
Y la solución… madre joven con falta de experiencia, alimenta a tu hijo con leche fórmula, porque así crecerá grande. Con tristeza en el alma, hice caso por un tiempo a este consejo „salvador”, hasta que observé que, con cada día que pasaba, mi pequeña maravilla empezaba a rechazar el pecho. Por no hablar sobre la lactación que empezó a disminuir, el pecho no siendo correctamente estimulado. Pero lo que he mencionado es harina de otro costal que las jóvenes madres tienen que enfrentar.
Los hechos anteriormente mencionados sucedieron cuando mi hija tenía solamente 3 meses de vida. Con mucho esfuerzo, paciencia y lágrimas, conseguí finalmente amamantar exclusivamente. De gran ayuda me fue un consultante en amamantamiento.
Si, han oído bien, un consultante en lactancia materna. Probablemente ahora mismo muchos se preguntan: ¿y eso qué significa? ¿Y cómo te puede ayudar?
Pues bien, un consultante en amamantamiento puede marcar la diferencia a la hora del controvertido sujeto que es la lactancia materna. Por medio de este artículo quiero agradecerle a mi consultante en lactancia materna, Adina Păun, por todo el soporte y por haber respondido a mis mensajes siempre cuando tuve algún problema o duda.
Después de toda esta experiencia no tan agradable, elegí escuchar a mi instinto materno. Y no creo haberme equivocado. Tengo una hija preciosa de 2 años. ¿Si todavía estoy amamantando? Por supuesto, para la consternación de algunos que lo llaman „vergonzoso” o que dicen que „la leche ya no es buena”. Amo amamantar a mi hija. ¿Hasta cuándo? Hasta que las dos estemos preparadas para renunciar.
Incluso la OMS define el proceso de lactancia materna como un derecho fundamental del ser humano. Es el derecho de todas las madres. Es el derecho de todos los niños.
Dicho esto, ¿vamos a ver también lo que sienten los bebés, sí? ¿Cómo se ve este proceso desde su punto de vista? Aquí están las declaraciones de unas madres que se tomaron un poco de su tiempo para responder a estas preguntas.
Silvia R.:
“Mamiiii, yo quiero a Teta y no la dejaré jamás… bueno, la dejaré cuando me vaya a la escuela, te lo prometo!”. Tiene 4 años y dejé de amamantar hace un año y dos meses. Todavía tiene una relación con los senos, como si fuéramos 5 en la familia, y no 3. Cuándo está cansada, triste, enferma, los busca y pega la nariz de mi pecho como si quisiera inhalar un poco de olor de leche que desapareció hace tanto tiempo. Cuando está contenta, los acaricia y dice que ella cuidará de ellos. Creo que la mayoría hemos visto la satisfacción, la felicidad y la paz en los ojos de nuestros bebés al darles pecho.
Maria C.:
Para mi Matei, el amamantamiento ahora, con un año y 3 meses, es solo una costumbre y un modo de estar cerca de su madre. Cada vez que estoy haciendo algo y no puedo estar con él, quiere pecho… Sabe que entonces estoy el 100% suyo y le doy pecho cuantas veces quiere. Juega, acaricia el pecho, chupa 2-3 veces, se ríe. Encuentra lo que hacer y sabe que no me iré de su lado a la hora de amamantarlo. Si pudiera hablar diría que el pecho es su momento con mami.
Anca N.:
Al primer intento de abrir mi camisa y amamantar a mi hija, no sabía qué hacer, ni cómo tenerla en los brazos, pero ella tomó el pecho enseñándome lo que tenía que hacer. Lo que siguió fue un período en el cuál pensaba que no iba a conseguirlo, la furia de la leche, él bebe que pedía pecho continuamente, mi incertidumbre de no saber si estaba haciendo lo correcto, alimentada de consejos que no eran a mi favor. Un consultante en amamantamiento me convenció de no parar.
Me parece una conexión extraordinaria, el modo en el que me mira, el modo en el que me acaricia. Adoro amamantar a mi pequeña. Creo que, en sus ojos, el amamantamiento es un momento de consentimiento, de alivio, de confort. Pide leche cuando se pone triste, cuando está cansada, cuando juega. La leche es el momento con mamá, cuando estamos solo las dos.
Silvia N.:
Creo que para mi gatita fue un esfuerzo muy grande al principio. El amamantamiento fue muy difícil y frustrante para las dos, pero nos acostumbramos la una con la otra. Ahora, me desnuda cada vez que puede, los besa y los acaricia. Todos los peluches (sus hijos) deben ser amamantados exclusivamente, pero a veces reciben agua también. Me los trae para darles “de comer”. Por lo demás somos felices las dos. No pienso dejar de amamantar, ¡estamos bien así! Y ella no parece querer dejarlo demasiado pronto, es reconfortante, y reconozco, a mí también me alivia después de sus caídas, berrinches, gruñidos y quejas!
Loredana B.:
Mis dos hijos estuvieron obsesionados con el pecho. Estaban pegados al pecho a todas horas. Fue amor a primera vista. Nosotros no tuvimos problemas con el amamantamiento. Mi hijo grita lo más fuerte que puede “teta, teta”. Sin importar donde estemos, él grita lo más fuerte que puede.
Dana B.:
Para mí, el amamantamiento es la solución para todos sus lloros, gruñidos y enfados. Para ella, es alivio y relajo. No duerme sin su pecho, y al sueño de mediodía, está pegadita a mí.
Alexandra C.:
Amamanté a mi bebé hasta el 7 de septiembre. Tenía un añito y 8 meses. El final fue muy triste tanto para mi cómo para ella. ¡Elegí poner punto debido a las crisis histéricas que tenía! Para ser sincera, echo mucho de menos mi conexión con la pequeña… sufrí un montón hasta conseguir poner punto por completo, pero no tuve alternativa.
Nicoleta S.:
Mi hijo es todavía pequeño, tiene 9 meses y no habla, pero ama al máximo la teta. Con él no tuve problemas con los periodos de crecimiento acelerado… ¡nunca rechazó el pecho! Estaría al pecho 24/24 si lo dejará! Si está con mi marido y entro en la habitación llora por mi hasta dejarlo tomar teta, aunque sea por un minuto. En otras ocasiones me quiere desnudar para darle leche mágica! El amamantamiento es un sentimiento que no puede ser descrito en palabras!
Andreea P.:
Mi hija me acariciaba mientras le daba pecho. Pasó cientas, quizás miles de horas ahí. Por la noche, era la abuela quien la ponía a dormir. Por las 23:00-23:30 me metía en la cama a su lado. No puedo olvidar su sonrisa de satisfacción en la comisura de los labios al llegar a su lado (se despertaba casi siempre porque me sentía). Se acercaba suavemente al pecho sonriendo calurosamente.
Silvia M.:
Para mi hija, el pecho fue su vida. Un año y 8 meses de vida para Sofía… el mismo tiempo que llevó dándole amor materno… todo el día buscándolos con las manos o gritando, no se duerme sin el pecho.
Elena S.:
Amamanto a Malina desde hace 2 años. Es el sentimiento más gratificante del mundo para mí. Para ella, el pecho es algo que no puede faltar. Con él se acurruca, con él duerme, con él se reconcilia al hacerse daño. Cuándo recibe algo rico para comer, lo comparte con el pecho. Comparte el pecho también con sus juguetes favoritos. Cuándo se cansa, dice “¡adiós, adiós!” y lo tapa con la camiseta.
Puedes leer el artículo sobre la lactancia materna en rumano, aquí.
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