Autor: Carla Popescu
Antigua como la historia, la música es una de las cosas que hacen diferencia entre un país y el otro. A lo largo de los años, se convirtió en una forma en que la gente podía explorar la cultura de cada país.
Muchos tipos de música fueron asociados con diferentes países de todo el mundo. Por ejemplo, la música clásica siempre fue asociada con la cultura europea gracias a compositores famosos como Mozart, Bach, Beethoven o Vivaldi. Además, los Estados Unidos son conocidos por la música country o la música pop. Otro ejemplo se puede encontrar en Corea del Sur, que hoy en día es mejor conocida por su banda de kpop BTS.
Con la ayuda de esta banda de jóvenes, el interés por la cultura asiática aumentó dramáticamente en la última década. La música no sólo refleja un país al exponer a la gente a su cultura, sino que también refleja a nuestro yo interior. Para muchos de nosotros, la afición hacia la música es una parte integral de nuestra identidad, tanto que, hasta cierto punto, lo que escuchamos es quien realmente somos.
Las canciones de nuestra juventud, escuchadas miles de veces, llenan nuestra mente con letras maravillosas y ritmos adictivos, creando un prisma para la forma en que vemos, escuchamos y entendemos el mundo a partir de ese momento.
La elección de un género musical representa la personalidad de cada uno.
Se han realizado múltiples estudios que han intentado vincular la personalidad de uno teniendo en cuenta el tipo de música que prefiere. Los científicos británicos llegaron a la conclusión de que la gente no elige su tipo de música favorita al azar; en cambio, la elección que toma representa su propia personalidad. Por ejemplo, las personas empáticas, que tienden a escuchar con atención a los demás y que se sensibilizan frente a sus problemas, prefieren una música lenta, que provoca emociones profundas, como canciones románticas, R&B, baladas rock o música relajante.
En cambio, las personas que tienen inclinaciones hacia las matemáticas y las ciencias y que saben organizar su vida por sí mismas prefieren una música intensa y más sofisticada, compuesta por sonidos complejos, como el jazz o la música clásica. Los científicos de Cambridge señalan que el primer grupo está interesado en las emociones que transmite la música que les gusta, mientras que el segundo grupo adquiere las canciones que escuchan como tema de estudio, prestando más atención a los elementos de sus instrumentos y cómo se interpretan.
A pesar de ser una representación de la cultura de un país y un espejo que refleja nuestra personalidad, también se sabe que la música tiene poderes curativos.
Independientemente de nuestra cultura o antecedentes, todos experimentamos emociones a los acordes musicales. Hoy en día existen evidencias científicas claras que apoyan la idea de que la música desempeña un papel en la mejora de la salud mental. Este concepto ciertamente no es nuevo. Se dice que los antiguos griegos utilizaban la música con “fines terapéuticos”. Hoy en día, muchas investigaciones revelan que la musicoterapia puede ser un complemento eficaz del tratamiento tradicional, en el que el paciente acaba de recibir medicación para su problema.
Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Bournemouth habla sobre cómo las personas diagnosticadas con depresión mejoraron su condición después de haber estado sometidas a la musicoterapia. Las personas que participaron en el estudio fueron divididas en dos grupos. Un grupo recibió atención tradicional que incluía sesiones de terapia, medicación y asesoramiento psiquiátrico. El otro recibió el mismo tratamiento, pero también experimentó sesiones de musicoterapia dos veces por semana.
Esas sesiones permitieron a los participantes crear música con un instrumento de mazo rítmico, un tambor acústico y un instrumento de percusión. Después de sólo 3 meses de tratamiento, el grupo que utilizó la musicoterapia mostró una mejora significativa en los síntomas depresivos en comparación con los del grupo de control.
Experimentar la música en un entorno terapéutico puede ayudar a una persona a expresar emociones más profundas.
Los científicos dicen que una combinación entre melodía, armonía y ritmo puede provocar una sensación de calma al disminuir la frecuencia respiratoria, cardíaca y otras funciones corporales más. Combinada con la psicoterapia, la música puede aumentar los niveles de nuestras hormonas para “sentirse mejor”, estimulando así la libertad de expresión y la claridad del pensamiento. Hoy en día, muchos artistas muestran interés en hablar sobre temas delicados como la salud mental, la depresión o la ansiedad.
Además de ser una estrategia de marketing, debido a que siempre habrá gente en todo el mundo que se identifique con estas luchas, la tendencia de hacer las canciones más vulnerables ayudó a lo largo de la última década a mucha gente que quizás no tenía los recursos para buscar ayuda profesional. Artistas reconocidos como Taylor Swift, BTS, Julia Michaels o artistas más subestimados como We Three, Munn o Alec Benjamin inspiraron a personas de todo el mundo a crear sus propias canciones y a expresar sus emociones a través de la música.
En conclusión, la música es una herramienta compleja que nos ayuda a explorar y comprender nuestras emociones más profundas. La música no tiene religión, casta ni color. Conecta nuestras culturas y nos ayuda a comprendernos mejor. No podemos evitar la verdad sobre este tema; es algo muy poderoso que despierta emociones en cualquiera. Si estás interesado en otros artículos relacionados con la música, aquí puedes leer más.